sanador de la música

El poder sanador de la música y del juego

A lo largo de toda historia humana se ha demostrado el poder sanador de la música y el juego. Gracias a ellos estrechamos vínculos y sentimos felicidad.

A menudo, independientemente de la edad, al escuchar la música que nos gusta empezamos a cantar, y ¡hasta algunos empezamos a bailar amando, en este momento, a todo el Universo!

Este verano en Monkey Donkey hemos tenido una experiencia nueva y muy gratificante: hemos conocido a los chicos de la Fundación También y a sus monitores que vinieron a nuestro local a pasar un día de campamento urbano diferente. ¡Y en cuanto sonó la música nuestro local se llenó de músic juegos, risas y abrazos! ¡La música hace milagros! Es un remedio fabuloso para sacar lo mejor de las personas, fomentar la creatividad y reducir miedos o bloqueos. ¡Y pasados los primeros cinco minutos ya éramos amigos!

Los chicos de la asociación han participado en juegos basados en la motricidad fina o la coordinación de movimientos. Además, han aprendido a trabajar en equipo gracias a nuestras divertidas competiciones. Unos juegos en los que, por supuesto, no podía faltar la música. Mientras sonaban las melodías más marchosas llegamos a sentirnos como un único organismo que canta y baila.

¡Y qué decir de los dibujos que los chicos pintaron, expresando su talento!

A la hora de planificar cualquier actividad nosotros tenemos en cuenta las características de los niños con los que vamos a trabajar. Y, desde luego, para nosotros ha sido un enriquecedor reto trabajar con niños que tienen necesidades especiales. En esta ocasión hemos notado más que nunca la importancia de saber identificar las preferencias del niño, ya que la actividad elegida debe ser vivida con placer. Y apostando por la música y los juegos en equipo hemos pasado junto con nuestros invitados momentos llenos de magia, bondad y ternura.

¡Además, nos quedamos con unas anécdotas muy emotivas! Recordamos la conversación con uno de los monitores de la Fundación También, que nos contaba que trabajar con estos chicos le hace más fuerte, más humano y agradecido por las oportunidades que le brinda la vida. Lo mismo podemos decir nosotros: tras conocer a estos maravillosos chicos y viendo cómo disfrutan cantando y bailando llenos de alegría, con esas ganas de exprimir la vida al máximo. Nos parecen todo un ejemplo de superación y nos motivan a valorar las cosas realmente importantes.

Cada día la vida nos da nuevas lecciones, y estos días en compañía de nuestros amigos nos revelaron un axioma: Todos somos iguales, si comprendemos que todos somos diferentes. 

Autor: NATALIA STRATAN SUPRUNENCO

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